jueves, 5 de febrero de 2009

Adrià ya en el exterior...

Adrià ya ha salido de mi cuerpo. Nació por cesárea. Una decisión tomada en el último momento, al ver que aunque yo ya estaba dilatando, la cabeza de Adrià no terminaba de encajarse en mi pelvis. El diagnóstico fue desproporción entre su cabeza y mi pelvis.

Gracias a la epidural, estuve consciente durante toda la operación, y pude escuchar cómo Adrià lloró al salir de mi barriga. Lo limpiaron, pesaron y vistieron y en seguida, me lo trajeron. Lloraba, pero se calló al escuchar mi voz. Me miraba fijamente, con los ojos abiertos como platos, aunque no podía verme. Después, mientras finalizaba la operación, se lo llevaron a la habitación, donde su padre esperaba ansioso.

La recuperación de la cesárea ha sido muy buena, por el momento. Lo peor, el día siguiente a la operación, cuando me levantaron por primera vez de la cama y me obligaron a caminar. pero aún fue peor no poder ser autónoma para coger a mi hijo, y depender siempre de que alguien me lo dejara en los brazos.

Hoy me han quitado los puntos y me encuentro bastante recuperada. Lo mejor, soy autónoma para coger a mi hijo en brazos.

¿Cómo es Adrià? Adrià es tal y como me imaginaba. Tiene los ojos negros, como su padre (algo que la matrona negó en una clase de preparación al parto "los niños siempre nacen con los ojos azules", me dijo). Pues Adrià no. Él nació con los ojos negros.

Es muy tranquilo. No llora por nada, por el momento. Es muy despierto y curioso, gesticula mucho y sonríe muy frecuentemente. Podría decirse que se siente feliz. A la vez, es autónomo. A veces, se despierta y se dedica a jugar solo, levantando los brazos y jugando con sus manos.

Le miro y me parece asombroso que haya salido de mi barriga. "Yo no tenía tanta barriga para que entrase este niño", me digo.

Las taquicardias ya han desaparecido y aunque me siento cansada, por la necesaria adaptación a este nuevo ritmo de vida, me siento relajada y feliz, porque, afortunadamente, todo ha salido bien. Adrià es un niño sano y parece que, poco a poco, él también va adaptándose al exterior de mi barriga.

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