lunes, 23 de mayo de 2011

Ahora no han podido silenciarnos

Durante los últimos meses, he participado en algunas movilizaciones, como la manifestación de vecinos y trabajadores de la ciudad de Madrid contra la política de Gallardón, que congregó por las principales calles de la capital a más de nueve mil personas; así como el referéndum por el Centro de Salud en Butarque, en el que votaron más de cinco mil vecinos. 

En ambos casos, se contactó por mail y por teléfono con numerosos medios, tanto para que se hicieran eco de la convocatoria como del resultado, y salvo en los periódicos y radios locales, en los “grandes” medios se ignoraron las movilizaciones, o se les restó importancia, en algunos casos, incluso, contabilizando el número de participantes por debajo de las cifras que daban los organismos oficiales.

La última protesta tuvo lugar el 11 de mayo, en el pregón de las fiestas de San Isidro, al que acudimos para expresar nuestro malestar como vecinos y trabajadores de Madrid, y donde coincidimos también con personas afectadas por la estafa de los desarrollos urbanísticos del sudeste, que llevan semanas acampadas en Atocha. Las protestas en el pregón, con numerosas pancartas y gritos de consignas, lograron que Gallardón únicamente saliera unos segundos al escenario, una vez finalizado el pregón, para saludar al cantante Carlos Baute, que fue quien se encargó de hacer el pregón-concierto. En esta ocasión, había numerosos medios, que nos hicieron fotos, pero ninguna salió publicada. En algunos periódicos gratuitos se hizo alguna reseña, pero en los demás medios se omitió por completo. Mientras comprobaba cómo los grandes medios silenciaban o minimizaban las movilizaciones, escuchaba atónita cómo tertulianos de radio y televisión, o artículos de opinión en algunos medios, hablaban de la desafección de los ciudadanos, de que las personas no se mueven. 

El mismo lunes 16 de mayo, los medios que se hacían eco de la manifestación del domingo, hacían pocas referencias a que más de veinte mil personas inundaron las calles de Madrid, sin embargo, incidían en la carga policial que tuvo lugar al final de la manifestación, pretendiendo lanzar el mensaje de que ir a este tipo de movilizaciones puede ser peligroso.

La conclusión es clara. Los grandes medios de comunicación van de la mano de los grandes partidos, y nos seguirán enviando mensajes de que las personas que permanecen acampadas en la Puerta del Sol son antisistema o están dirigidos por algún interés partidista, intentando desacreditarles, pero al menos, esta movilización ha logrado que, ni los medios ni los políticos hayan podido ignorarles.

jueves, 14 de abril de 2011

Cárceles para mendigos





Escucho con estupor las declaraciones del Alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, sobre su intención de “retirar” de las calles a los mendigos.


Mientras tomo el café, aún medio dormida, creo por un momento que me encuentro en medio de una pesadilla que me ha arrastrado hasta los años del franquismo.


Cuando vuelvo a la realidad, pienso que Gallardón, tan misteriosamente defendido por determinados medios de comunicación, y tolerado por algunos sectores de la izquierda, está empezando a mostrar su cara.


Esa cara que vecinos, vecinas, trabajadores y trabajadoras de Madrid llevamos viendo desde hace tiempo, con el recorte en servicios públicos, privatizaciones para el enriquecimiento de determinados empresarios, lujos faraónicos del Alcalde y su séquito, creación de nuevos impuestos y subidas desmedidas de los que ya existían, anulación de la participación ciudadana, boicot constante a las iniciativas sociales no afines al alcalde, atentados contra el medio ambiente y la salud de los madrileños negando los elevados índices de contaminación en la ciudad…


Sin embargo, la opinión pública y los medios de comunicación callaban, “tapando” la situación real que sufrimos los vecinos, vecinas, trabajadores y trabajadoras de Madrid. Pero claro, si un tirano está acostumbrado a hacer lo que se le antoje sin que nadie difunda las auténticas barbaridades que está llevando a cabo, se confía, y es fácil que en un momento dado, cometa una imprudencia y diga en público lo que realmente piensa, quedando al descubierto su verdadero discurso.


No nos engañemos. Gallardón ha sabido disimular mejor que Esperanza Aguirre, y por eso, muchos de los que criticaban el populismo de la presidenta, veían con buenos ojos la política del alcalde, pero la realidad es que el trasfondo de ambos es el mismo: la derecha heredera del franquismo.


Así, nos despertamos un día escuchando en pleno siglo XXI al alcalde de Madrid, intentando resucitar la Ley de vagos y maleantes, una ley aprobada en el año 1933, que promulgaba exactamente lo mismo que ahora pretende hacer el “buen samaritano” de nuestro alcalde, que no es más que medidas de alejamiento, control y retención de las personas sin recursos.


Quizás, habría que recordarle a nuestro alcalde que, por mucho que le pese, vivimos en un estado de derecho, y que la Constitución Española establece en su artículo 19 que “Los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional.”

En lugar de intentar resucitar leyes muy utilizadas por el franquismo para “apartar” a las personas no gratas para ellos, debería dedicarse a consultar legislación más actual, como la ya mencionada Constitución, especialmente, debería revisar los siguientes artículos:

“Artículo 40
1. Los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso social y económico y para una distribución de la renta regional y personal más equitativa, en el marco de una política de estabilidad económica. De manera especial, realizarán una política orientada al pleno empleo.”

“Artículo 41
Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad Social para todos los ciudadanos que garantice la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad, especialmente, en caso de desempleo. La asistencia y prestaciones complementarias serán libres.”

“Artículo 47
Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación.”

Curiosamente, el alcalde lleva años recortando el presupuesto para servicios sociales, que es la única herramienta capaz de prevenir la exclusión, y de intervenir con las personas que ya se encuentran en situación de calle, es decir, personas que por determinadas circunstancias no tienen recursos para poder mantener un lugar donde vivir.

Con esta medida que el alcalde propone, la situación de estas personas no se soluciona, al contrario, se agrava, porque al intentar ocultarlo, al negarlo, al retenerles contra su voluntad, además de no intervenir para resolver las circunstancias que les han llevado a esa situación, se les está privando de libertad.

Pero es que la verdadera intención del alcalde no es resolver la situación de estas personas, si no esconderles, para que no desentonen con esta ciudad mastodóntica convertida en un gigante centro comercial, en un enorme parque de atracciones para los turistas, y si hay que encerrarles contra su voluntad, se les encierra. Más trabajo y dinerito público para sus amigos empresarios. ¿A que adivino quién se encargará de edificar y gestionar las cárceles para mendigos?.

lunes, 17 de enero de 2011

Cuento de Navidad

Las personas que me conoceis sabeis que odio la Navidad. Exactamente, odio el consumismo exacerbado y la hipocresía de la que se hace gala en esas fechas. Normalmente, he intentado mantenerme ajena a los aspectos que me desagradan. Sin embargo, teniendo un niño la situación obliga a ciertas concesiones, y aunque aún sea pequeño, se da cuenta de que algo pasa, ve luces en las calles, visitamos más frecuentemente al resto de la familia, abre regalos -diría que romper el papel le divierte aún más que el regalo en sí-, y está más tiempo con nosotros... 

Ver a un niño disfrutar de las Navidades es como volver a la inocencia, y estas Navidades ha sido mi hijo quien me ha hecho el mejor regalo. Ocurrió la tarde previa a la llegada de los Reyes Magos, cuando nos dirigíamos a ver la cabalgata. Adrià caminaba junto a nosotros, entreteniéndose en cada esquina, y observando todo con detalle, como siempre. De repente, reparó en una chica joven sentada en el suelo, con un cartel en el que, escuetamente, explicaba su situación de calle, y junto al que descansaba un gorro de paja con algunas monedas en su interior. 

Adrià se detuvo delante de ella. Imagino que preguntándose por qué estaba allí aquella mujer, triste y sola. Tras observarla durante unos segundos, comenzó a mover una de sus manitas, a modo de saludo, mientras le dedicaba una sonrisa inmensa, llena de alegría, sincera y limpia. Siguió saludándola mientras caminábamos alejándonos. Y pensé en lo que los adultos hemos ido perdiendo, y en la lección que mi hijo acababa de darme, mientras las lágrimas humedecían mis ojos.

Mamás y Papás: Una realidad que no debemos olvidar...

Una joya en el corazón de Madrid