A veces, cuando creías que ya lo habías visto todo, llega alguien y te sorprende, y descubres que hay personas que ven la vida desde otra perspectiva que no habías imaginado.
Te desconcierta porque estás acostumbrada a otro tipo de actitudes y de pensamiento, e intentas traducirlo al mensaje que conoces, y cuando estás a punto de darle forma, te das cuenta de que no se trata de una traducción, sino de un lenguaje que no se rige por las mismas reglas que los que tú conoces. No puedes traducirlo. No puedes interpretarlo. Sólo tienes que escucharlo, entenderlo y respetarlo. Y cuando lo haces, te desarma. Las reglas que habías usado hasta el momento ya no sirven. Tienes que usar unas nuevas reglas con esa persona para que no haya malos entendidos. Y cuando las analizas en profundidad, las comparas con las que has utilizado durante toda tu vida, te das cuenta de qué diferente interpretación tiene todo. En ese momento, comienzas a entender el comportamiento de algunas de las personas que han pasado por tu vida. Ellas también tenían sus propias reglas, pero no te las habían explicado, y por eso no pudiste entenderlas y te alejaste, interpretando la situación con tus propias reglas, que funcionaban en otro paradigma.
La comunicación es la llave de todas las relaciones. Lo que decimos, lo que callamos, lo que interpretamos, lo que damos por hecho, lo que no preguntamos…Incluso, cuando tenemos miedo a escucharnos a nosotros mismos, la lucha interna con nuestro ego, nuestros miedos, nuestras anticipaciones…Todas basadas en nuestras experiencias previas, de las que en la mayoría de los casos, desconocemos cuáles eran las reglas de la comunicación de las otras personas. No se las habíamos preguntado. Dábamos por hecho que hablaban nuestro mismo lenguaje.