La semana comenzó con un gran apagón que paralizó España, Portugal y una parte de Francia. Nuestra vida paró por completo.
Abandonamos nuestros puestos de trabajo. Dependimos del coche, autobús o piernas para desplazarnos. Perdimos la conexión en nuestros móviles, regresando abruptamente a la era analógica. Vaciamos los pocos supermercados que permanecían abiertos. No podíamos sacar dinero de los cajeros y nuestras tarjetas de crédito eran inservibles. No había luz en nuestras casas. Se improvisaron bocadillos o comidas frías en las casas que no disponían de gas. Se echó de menos el transistor a pilas. Se sacaron las linternas y las velas para iluminar las estancias cuando cayó la noche.
Cuando llegué a casa, los niños ya habían comido, improvisando unas fajitas y bocadillos. Habían encendido unas velas que habían dejado en los baños, los únicos espacios sin luz natural. Los filtros, luces y skimmer de los acuarios no funcionaban. Los peces parecían tranquilos, pero la anémona se movía por todo el acuario, en busca de luz y movimiento de agua. Le di de comer un pellet de gamba, ya que no podía alimentarse de la luz. Los niños estuvieron leyendo cómics y libros. Yo hice bicicleta estática y mis ejercicios para fortalecer la espalda. Cenamos pronto, algo improvisado, mientras todavía había luz natural. Hice meditación antes de acostarme, mucho antes que cualquier noche. Los niños estaban contentos. Dejé el interruptor de la luz encendido para que me despertase al regresar, y así fue, cómo a las 22.15, la luz me despertó y me levanté rápidamente a encender los aparatos de los acuarios. Todo funcionaba perfectamente. Llamé a mi padre, que estaba ya dormido, y hablé por Whatsapp con algunos amigos que ya tenían luz. Todos estaban bien.
No fue una mala experiencia para darnos cuenta de lo vulnerable que somos ante la dependencia de un recurso que resultó volátil durante más de diez horas, algo que creíamos impensable hasta el momento. Personalmente, me sirvió para conectar con mis hijos de otra manera y para ocuparme más de mí.
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