viernes, 2 de mayo de 2025

CUANDO ENCUENTRAS TU PROPÓSITO

Estos días sigo explorando, desmontando las ideas, buscando respuestas, regresando al origen de los pensamientos que dieron lugar a las teorías que he manejado hasta ahora. No temo desandar el camino establecido y buscar otras hipótesis. 
Sigo buceando en mi infancia, y he encontrado algunas respuestas en este mismo blog, a través de algunas entradas que escribí en 2008...
He ido enlazando ideas y atando cabos hasta llegar a una nueva teoría que, una vez más, contradice las líneas de pensamiento actuales, pero que cobra sentido al unirlo con una conversación que tuve hace unos días con una persona inesperada.
Una frase de esa persona dio sentido a mi nueva teoría, a pesar de que el objetivo de ella era que yo concluyese todo lo contrario. Siempre a contracorriente...
Uniendo el objetivo de encontrar un nuevo propósito en mi vida al análisis de mis relaciones pasadas, descubrí que a raíz de una relación traumática, comencé a ejecutar el propósito que estaba buscando en el presente. 
Comprendí que no puedo luchar contra mi naturaleza, sino entenderla y asumirla. Ser consciente de cuál es mi rol y aceptarlo, para poder seguir ejecutándolo sin sentirme culpable por volver a hacer lo mismo en lo que creía que fallaba, porque realmente, no fallaba, sino que había cumplido mi objetivo y era hora de partir para tomar un respiro y esperar a que la vida me llevase a una nueva experiencia.
Estos días de reencuentros con viejas amistades se han llenado de conversaciones profundas, salpicadas de nuevas reflexiones que promueven personas que entran en mi vida. Nuevas perspectivas y análisis del pasado llevan al mismo punto.
Una de mis viejas amigas me decía que transmito paz y serenidad, y realmente, es así como me siento. Veo las cosas con una claridad que asusta, analizo cada palabra y cada gesto y pregunto abiertamente los comentarios que no entiendo. Veo el dolor, el miedo, el querer etiquetar para experimentar una falsa seguridad, ponerse la tirita antes de sentir la herida, una herida que seguramente nunca se producirá porque mi propósito es el contrario, y porque sé que en algún momento, alguien conseguirá que no me vaya.
A veces, es difícil entender que si dejas que las cosas fluyan, el miedo desaparece, encuentras lo que ya habías dado por perdido, e incluso, rompes hechizos.

El día que nos sentimos terriblemente vulnerables como sociedad

La semana comenzó con un gran apagón que paralizó España, Portugal y una parte de Francia. Nuestra vida paró por completo. 
Abandonamos nuestros puestos de trabajo. Dependimos del coche, autobús o piernas para desplazarnos. Perdimos la conexión en nuestros móviles, regresando abruptamente a la era analógica. Vaciamos los pocos supermercados que permanecían abiertos. No podíamos sacar dinero de los cajeros y nuestras tarjetas de crédito eran inservibles. No había luz en nuestras casas. Se improvisaron bocadillos o comidas frías en las casas que no disponían de gas. Se echó de menos el transistor a pilas. Se sacaron las linternas y las velas para iluminar las estancias cuando cayó la noche.
Cuando llegué a casa, los niños ya habían comido, improvisando unas fajitas y bocadillos. Habían encendido unas velas que habían dejado en los baños, los únicos espacios sin luz natural. Los filtros, luces y skimmer de los acuarios no funcionaban. Los peces parecían tranquilos, pero la anémona se movía por todo el acuario, en busca de luz y movimiento de agua. Le di de comer un pellet de gamba, ya que no podía alimentarse de la luz. Los niños estuvieron leyendo cómics y libros. Yo hice bicicleta estática y mis ejercicios para fortalecer la espalda. Cenamos pronto, algo improvisado, mientras todavía había luz natural. Hice meditación antes de acostarme, mucho antes que cualquier noche. Los niños estaban contentos. Dejé el interruptor de la luz encendido para que me despertase al regresar, y así fue, cómo a las 22.15, la luz me despertó y me levanté rápidamente a encender los aparatos de los acuarios. Todo funcionaba perfectamente. Llamé a mi padre, que estaba ya dormido, y hablé por Whatsapp con algunos amigos que ya tenían luz. Todos estaban bien.
No fue una mala experiencia para darnos cuenta de lo vulnerable que somos ante la dependencia de un recurso que resultó volátil durante más de diez horas, algo que creíamos impensable hasta el momento. Personalmente, me sirvió para conectar con mis hijos de otra manera y para ocuparme más de mí. 

domingo, 20 de abril de 2025

FIN DEL VIA CRUCIS

En esta Semana Santa, que llega a su fin, he vivido un auténtico vía crucis. 
Comencé la semana ayudando a romper un hechizo, y después bajé a los infiernos y subí a los cielos. He muerto y he resucitado, y no he estado sola en mi pasión. Otras personas me han acompañado, de espíritu, porque he estado la mayor parte del tiempo sola.
He contactado con viejos amigos que me han reconfortado con sus palabras de aliento. He escrito mucho y he buceado en mi pasado. He expiado mis culpas y pedido perdón por mis pecados. Los días y las noches han sido intensos, he derramado muchas lágrimas y he reído a carcajadas. He crecido como persona. He finalizado mi reconstrucción y he emergido como el ave fénix.
También he aprendido una importante lección. Sé cómo quiero que me traten mis próximas parejas, si las tengo. Quiero que vengan enseñadas y me den la prioridad que merezco. También he aprendido que las cosas no son blancas o negras. 
He visto muchos vídeos de autoayuda y he comprobado que hay una corriente que te anima a bloquear a tus ex parejas. Es la misma táctica que está aplicando mi última expareja conmigo, y no me parece nada práctico, porque ahora tenemos ropa y demás enseres del otro a 1.200 km de distancia, y sin comunicación, no podemos hacérnoslo llegar. Imagino que en algún momento, romperá el silencio para organizar los envíos. 
Creo que esta estrategia es necesaria cuando se ha sufrido un maltrato por la otra persona. Yo tuve que hacerlo hace muchos años, pero si lo que está ocurriendo es que una de las dos partes decide parar la relación, explicando los motivos, y a disposición de la otra parte, creo que el silencio es una especie de chantaje emocional, que significa "o a mi manera o a ninguna", y le das un poder a la otra persona, que creo que no es sano. 
Desde mi punto de vista, lo sano es respetar la decisión del otro, reajustar expectativas, y aunque la relación física emocional haya terminado, ser capaz de mantener un contacto cordial con la otra persona, evitando que se sienta culpable por su decisión. 
Esto también lo he aprendido en estos días. No ha estado mal para ser un vía crucis...

sábado, 19 de abril de 2025

NOVIEMBRE DULCE

En ocasiones, me siento como la protagonista de la película "Noviembre dulce", con Charlize Theron y Keanu Reeves. Una mujer que entra en la vida de los hombres, como un torbellino, durante un breve espacio de tiempo, pero el suficiente como para cambiar sus vidas de manera radical. En mi caso, me quedo más tiempo, pero el resultado es el mismo. Sus vidas han cambiado radicalmente y me lo suelen reprochar cuando me alejo, al comprender que la relación no es buena para mí.

También, a veces, hay personas que se cruzan en mi vida de manera fugaz, provocan una pequeña revolución, me ayudan desinteresadamente, me protegen y alumbran mi camino a través de las tinieblas, y aunque después deban desaparecer, algo de ellas sigue en mí. Esas personas no desaparecerán nunca de mi vida. No están en el día a día conmigo, y quizás, transcurran años sin saber de ellas, pero a veces dan señales de vida o si las llamo, siempre responden.

Sin embargo, hay momentos en los que me pregunto si sería posible que alguna de esas personas pudiera permanecer junto a mí. Quizás, si se quedasen a mi lado, la magia desaparecería, convirtiéndose en un reproche más por haber transformado su vida y después alejarme, o puede que no. La vida siempre acaba sorprendiéndonos.

viernes, 18 de abril de 2025

PROCESO FINALIZADO

Hace unos días, hablaba en este blog sobre mi "reconstrucción". Pues bien, ese proceso ha finalizado.

Siempre he sido capaz de rearmarme rápidamente cuando algo ha fallado en mi vida. Mis heridas físicas y emocionales cicatrizan veloces. Incluso, ahora, mis dolencias físicas, que me han atormentado durante tres meses, han remitido, reduciéndose a pequeñas molestias.

Durante semanas, me he analizado, he escarbado en los recuerdos de mi infancia, he identificado de dónde vienen mis inseguridades y el querer agradar a los demás, olvidándome de mí. Identificarlo me ha ayudado a neutralizarlo.
También he analizado mis relaciones pasadas. Las situaciones tóxicas, la tolerancia al menosprecio o a la ocultación, la manipulación o la ambigüedad.  Porque, efectivamente, en mayor o menor medida, todas mis relaciones pasadas contenían alguno de estos componentes, o incluso todos. Es cierto que me desenvuelvo bien en la ambigüedad. Juego con ventaja en esas situaciones, y la ambigüedad se volvió contra ellos, pero todos jugaron a hacerme sentir culpable mientras ellos asumían el rol de víctima. Por tanto, no debo caer en ella de nuevo. 

Hace años, en un proceso similar a éste, escribí "no sé lo que quiero, pero sé lo que no quiero". Seguía perdida. Ahora sí puedo decir que sé lo que quiero y cómo lo quiero. También sé el tipo de persona que puede aportar en mi vida, y no restar. Sé lo que merezco, y que al menos, me admiren, me respeten y me quieran tal y como soy, con todos mis claroscuros, que tengo muchos, pero sobretodo, que me dejen ser yo misma, siempre.
También debo hacer algo, que soy consciente que para mí será lo más complicado, que es identificar y dejar pasar a esas personas que no me convienen. Aprender a no dar segundas oportunidades, o lo que es lo mismo, no introducir de nuevo el pez en la pecera cuando ya ha saltado del agua.

Quiero dar las gracias a una persona que me ha ayudado en el final de este proceso. Me ha dado el impulso que necesitaba para entender todo lo que bullía en mi cabeza, que ha escuchado con paciencia y atención mis elucubraciones, y me ha dado su visión de las cosas, desde la amistad desinteresada y sin juzgar. Gracias.

jueves, 17 de abril de 2025

LA REGLA DEL BLOG

Hace tiempo que vengo observando un fenómeno curioso, que se repite invariablemente. 
Al principio, creía que se trataba de una casualidad, pero una vez constatado en múltiples ocasiones, he de decir, que "la regla del blog" no falla.
¿En qué consiste "la regla del blog"?. Es muy sencilla.
Comencé a escribir en este blog en el año 2008. En él he hablado de temas diversos. Temas personales, familiares, sociales, políticos, sobre literatura, cine...lo que mantuviera mi atención en ese momento. He estado ausente del blog durante mucho tiempo. Largos periodos en los que la vida me tenía tan ocupada, que no era capaz de encontrar un hueco en mi apretada agenda para volcar mis pensamientos o preocupaciones. Hace un tiempo, intento encontrar ese espacio para escribir. El formato del blog permite vomitar lo que te ronda en la cabeza de una forma rápida y efectiva.
Suelo compartir el blog con las personas con las que más me relaciono en el momento de escribir las entradas. Amigas, amigos, parejas, personas con incipiente interés por mí...y con estos dos últimos grupos, he comprobado "la regla del blog".
Las amigas y amigos son siempre incondicionales. Leerán el blog cuando tengan tiempo para hacerlo.
Las parejas, nunca lo leen. Lo leían cuando pertenecían al grupo "personas con incipiente interés por mí", pero no después. El interés desaparece cuando la pareja ya está consolidada. Olvidan que vuelco parte de mis emociones en este blog, hasta el punto que cuando empiezo a escribir aquí sobre las dudas que me genera la situación de pareja que tengo en ese momento, todas las demás personas que me leen, lo saben, pero ellos no, cuando son los principales interesados. 
Y te preguntarás, "¿cuando tienes dudas en tu relación de pareja no se lo dices directamente a ellos, tienen que leer el blog para enterarse?". Por supuesto que se lo digo directamente a ellos, pero en general, hacen caso omiso. Aunque manifieste que no me siento bien y que algo no funciona, mientras continúe en esa relación, para ellos, nada cambia. Algo que he aprendido para mis relaciones futuras.
En cuanto a quién lee primero las entradas en mi blog, por supuesto, las "personas con incipiente interés en mí". El problema es que el ciclo se repite cuando esa persona con incipiente interés se convierte en mi pareja, y se olvida de que existe este blog, así que, desde aquí, aviso a navegantes con incipiente interés en mí, si en algún momento, somos pareja, por favor, no te olvides de leer este blog...

domingo, 13 de abril de 2025

EN RECONSTRUCCIÓN

Hace aproximadamente mes y medio que detuve la última relación de pareja. 
Él es perfecto en todo. Inteligente, atractivo...Pero vive a 1.200 km y arrastra un divorcio muy complicado. Lo que implica viajes constantes y la tensión de una historia inacabada. 
Hemos podido sobrellevar dos años y medio en esta situación, pero mi cuerpo se agotó y enfermó. Me dijo "Si tú no paras, yo te paro". Y me paró. 
Ahora estoy casi recuperada. Todavía con dolor, pero poco a poco, mi cuerpo me permite volver a la cotidianidad.
Sin embargo, aunque parezca que todo vuelve a ser como antes, ya no lo es.
Repaso mi vida sentimental desde los 23 o 24 años hasta ahora. Muchas parejas, y en todas se repitió el mismo ciclo. Conocernos, integrarme completamente en sus vidas, aprender distintos idiomas, practicar diferentes deportes y aficiones, adaptarme a sus gustos, a sus familias...Cansarme de las situaciones. Valorar "me compensa o no me compensa". No me compensa. Dejarles ante su estupefacción porque creían que todo iba bien.
El problema es que la dinámica era constante porque poco después de dejar a uno, conocía al siguiente, y volvía a adaptarme a todo lo nuevo. Resultado: no sé quién soy. 
Conclusión: Tengo que reconstruirme, y la próxima vez que inicie una relación, tengo que saber poner límites y el otro respetarlos, pero además, tiene que haber superado sus relaciones pasadas, no puede imponer su modo de vida, debe respetar mi espacio, y aportar a la relación en la misma medida que yo aporto. Todos tenemos mochilas, pero cada uno tiene que llevar la suya.
Así que he iniciado una nueva relación, pero conmigo misma. Tengo que adaptarme a mí, escucharme y hacer lo que me apetezca, sin tener que dar explicaciones a nadie, salvo a mí misma. No es mal plan. Y lo mejor...es mi plan.


domingo, 6 de abril de 2025

Drama en el acuario marino


Mi pequeño pedazo de mar doméstico está enfermo. 

No sé cómo empezó todo, aunque tengo sospechas. La acuariofilia, en ocasiones, te depara desagradables sorpresas que no puedes explicar. Suelen estar involucradas una serie de circunstancias, que unidas, llevan a la catástrofe, como ha sido en este caso.

El origen pudo ser alguna bacteria o parásito que viniera en alguno de los nuevos corales que había introducido en el acuario. Pudo ser también el pez mandarín que había traído unas semanas antes, o es posible que comenzara por una reacción al agregar el calcio o magnesio al agua, ya que uno de los peces pijama se acercó al filtro mientras aditaba, creyendo que iba a echar comida, y puede que se le irritaran los ojos por eso, porque empezó por ahí, con una capa blanquecina en los ojos del pez pijama. Después, la capa blanquecina apareció en otro de los ojos de otro pez pijama, y lo que parecía ser hongos, en la boca del tercer pez pijama. 

A su vez, aparecieron unos puntos blancos en la piel de vulpinus, y el pez mandarín comenzó a comportarse de forma extraña, escondiéndose y dejando de comer. Los peces payaso y el gobio parecían estar perfectos.

En cuatro años de acuario marino, nunca había habido tantos peces enfermos a la vez. Había tenido alguna baja aislada hacía tiempo, pero sin dar muestras de patología previa.

Busqué información en internet, pero el diagnóstico no estaba claro, ni tampoco el tratamiento. Parecía una mezcla de enfermedades y cada uno tenía diferentes remedios. Los que apostaban por remedios naturales, -ajo, jengibre, cambios a acuarios hospital sin salinidad-; los que apostaban por medicación para acuarios, y los que apostaban por antibióticos. Todos o la mayoría enfrentados. Probé con el ajo, mezclado con comida, pero aunque lo comían, no mejoraban. El pez mandarín desapareció sin dejar rastro.

Acudí a mi tienda de acuario marino de referencia, donde compré una medicación de amplio espectro. Cuando la adité al acuario, era demasiado tarde. Los peces pijama estaban bastante afectados. Uno de ellos estaba escondido en la parte de atrás del acuario. Los otros dos estaban cerca de él, y todo el tiempo juntos. Si se movía, los otros le acompañaban en todo momento, guiándole. 

Una mañana, parecía que estaba mejor, y estuvo nadando por la parte de delante del acuario, hasta que se desplomó sobre la arena. Los otros dos, seguían empeorando, guiándose mutuamente, hasta que uno de ellos, apareció muerto detrás de las rocas. 

El resto de peces se escondieron cuando vieron cómo lo sacábamos con la red. El otro pez pijama desapareció. Le estuve buscando hasta que le encontré, oculto debajo de una roca. Nunca se había escondido así. Sus ojos transmitían terror, y evitaba mirarme, cuando hasta el momento, siempre que me veía cerca del acuario, se acercaba a mí y me miraba directamente a los ojos. Estaba claro que temía que le sacara del acuario igual que a sus amigos.

Vulpinus continuaba empeorando, y nadaba frente a la bomba de olas, contra corriente, imagino que para aliviar el picor que le producían los parásitos del ich, que creo era lo que él sufría. Ya no se acercaba para comer. Al día siguiente apareció inmóvil tumbado contra una piedra. El pez pijama había salido de su escondite. Estaba tumbado sobre la arena. Sus branquias se movían a duras penas, pero sabía que debía dejarle morir tranquilo. No podía hacer nada más que esperar.

Los peces payaso, que hasta el momento, no presentaban síntomas, comenzaron a actuar de manera extraña. Ya no dormían en la parte de atrás del acuario, sino en la parte de delante. La hembra apareció tumbada en la arena, intentaba levantarse, pero no podía. Junto a ella, estaba el macho, que nadaba sin problema y seguía comiendo. El pez pijama dejó de respirar. Horas más tarde, el pez payaso hembra, estaba cubierta por una capa blanquecina y no mostraba signos de vida.

En el acuario, además de los corales y la anémona, quedaban sólo el pez payaso macho, el gobio, y el camarón pistola. Cuando parecía que no habría ninguna baja más, el pez payaso comenzó a tumbarse en la arena y comenzaron a aparecer manchas blancas en su cuerpo. Estaba contagiado. Llegó un momento en el que estaba tumbado junto a la entrada de la cueva del gobio y el camarón. Yo observaba con detenimiento porque parecía que había cambiado su posición, con la parte posterior del cuerpo casi dentro de la cueva, y entonces...de repente, desapareció en el interior, de manera abrupta, sin moverse, algo había tirado de él desde el interior. Por supuesto, había sido el camarón pistola.

Pensé que iba a comérselo. Quizás, también había hecho desaparecer al pez mandarín. Pero como en las historias con un giro inesperado al final, cuando crees que ya sabes lo que ha ocurrido sin género de dudas, al día siguiente, el pez payaso apareció en medio del acuario, tumbado en la arena, completamente blanco, pero intacto, y entendí lo que había ocurrido. El camarón le había escondido de mí. Le había cobijado en su cueva, y él y el gobio le habían acompañado hasta su muerte. Una vez fallecido, le habían sacado al exterior.

Esos días fueron muy duros. Lloré mucho por estos compañeros de piso, que se acercaban a saludarme y a pedir comida cada vez que pasaba junto al acuario, pero también, aprendí mucho de ellos, cómo se cuidaban, cómo protegían al más débil, cómo le guiaban e incluso, como le escondieron.

El gobio y el camarón pistola han sobreviviendo a lo que hubiese en el acuario. Han transcurrido casi tres meses desde la última muerte, y por el momento, voy a esperar unas semanas más para dar tiempo a que el parásito o bacteria muera. Creo que el gobio no se contagió porque él interactúa únicamente con el camarón, aunque parece extraño porque estuvo acompañando al pez payaso hasta el final.

A veces, me siento tildada como loca cuando explico las cosas que hacen o han hecho los animales con los que he convivido, pero cuánto más les observo y analizo, me doy cuenta de que son más inteligentes y sienten más de lo que pensamos.

Mamás y Papás: Una realidad que no debemos olvidar...

Una joya en el corazón de Madrid