Unas Navidades más. Un año más que finaliza. 2025 comenzó siendo un año duro. Una prueba para mi fortaleza física y mental, con decisiones pospuestas del año anterior, que se enquistaron y necesitaban ser tomadas.
Cuando mi cuerpo comenzó a responder a mis esfuerzos por recuperar las rutinas, llegó el momento de las decisiones. Fueron dolorosas pero necesarias, y aunque no fueron recibidas con agrado por las personas implicadas, me liberaban a mí pero, sobre todo a ellas, y es que aunque cuando tomo este tipo de decisiones, las otras personas lo viven como un agravio, en realidad se trata de un acto de liberación para mí y, principalmente para ellas, porque si "suelto" es para dejar espacio en sus vidas a lo que tiene que llegar que, siempre, se tratará de un paso más en su evolución, ni mejor ni peor, simplemente, distinto y necesario.
Soltar supuso reconstruir. Ser consciente y observar esas partes de mí que había bloqueado durante años. Esa consciencia culminó cuando me senté frente a alguien y le dije "Yo soy como tú", y ahí comenzó una amistad donde, casi sin esfuerzo, crecemos juntas.
Poco antes de la mitad de año, mi cuerpo ya permitía un tímido regreso a la normalidad, que culminó con la total autonomía al hacerme con, sin duda, mi gran amor de este año... mi coche automático e híbrido enchufable, que me lleva y me trae aunque tenga molestias en mi pierna, y me ahorra el gasto en gasolina. Además, corrige mi dirección y me frena cuando es necesario. No puedo pedirle más.
He retomado el contacto con amigas que, aunque siempre estaban presentes en mi pensamiento, eramos incapaces de concretar encontarnos físicamente, y lo hemos conseguido. Espero poder mantenerlo.
Me he encontrado con personas creativas que han sumado y suman en mi vida de una manera que no imaginan. Escriben, dibujan, componen, tocan instrumentos, cantan...y remueven mis cimientos emocionales.
Son ese tipo de personas que, una vez sabes que existen, siempre querrás tener en tu vida, aunque a veces guardes distancia para evitar que su intensidad te arrastre, pierdas de vista tu centro y quién eres. Esas personas podrían eliminar de un plumazo tu voluntad si quisieran, y aunque no lo hagan porque su espíritu libre no quiere acarrear esa responsabilidad, nunca se debe bajar la guardia con ellas.
Ha sido un año de introspección, reconstrucción, reencuentro conmigo misma, aceptación, crecimiento, descubrimiento y preparación para un nuevo año en el que, estoy segura, recogeré los frutos de lo sembrado.


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