miércoles, 3 de diciembre de 2025

ROAD TRIP

Siempre he querido hacer un viaje por carretera, encadenando días, sin un plan fijo, sin una programación. Incluso, intenté convencer a algunas de mis sucesivas parejas en alquilar una autocaravana y hacer un viaje sin rumbo, deteniéndonos donde nos apeteciera, sin un plan cerrado, sólo dejándonos llevar.

Sin embargo, todos mis intentos fueron infructuosos. Lo máximo que conseguí fueron dos incursiones. Un viaje en coche por el sur de Francia, donde lo único que no teníamos planificado era donde dormiríamos, en una época en la que internet aún no era una opción a la que recurrir si no encontrabas nada simplemente caminando. El otro viaje fue por el norte de España, con una agenda apretada de planes donde prácticamente no quedaban horas libres para la improvisación.

Por otro lado, cuando he pensado en un viaje de este tipo, mi imaginación siempre ha evocado esa imagen colectiva, creada por el cine estadounidense, de la gasolinera aislada y decrépita, en medio de un paisaje desértico, cruzado por una carretera interminable que te marca el camino a seguir.

Me imagino saliendo del coche, que he detenido junto a la gasolinera. Camino hasta la puerta para saber si está abierta. Me asomo a su interior, y observo cómo un hombre entrado en años, al otro lado del mostrador, levanta la cabeza del periódico al escuchar que alguien ha abierto la puerta. Ahora, seguramente, un móvil o una tablet habrá sustituido al periódico.

Viajo sola. Conduciendo mientras escucho música, o en silencio. Sólo con mis pensamientos, casi meditando, con la paz que me da estar enfocada en la carretera, en que el único objetivo en ese momento es que el coche avance. Hacer kilómetros, sin rumbo fijo, comiendo cuando tenga hambre, parando cuando esté cansada, quizás durmiendo en el coche si no encuentro alojamiento en ese momento...

¿Me hubiese gustado hacer ese viaje con otra persona?. No lo sé. Lo intenté antes y no funcionó. Al final, te cansas de posponer tus deseos, esperando encontrar a alguien que pueda seguir tu ritmo, pero la realidad es que aunque lo encuentres, quizás él no está dispuesto a embarcarse en esa aventura en ese momento, ¿y para qué seguir esperando algo que quizás nunca llegue?. Lo mejor es montarte en el coche y avanzar kilómetros mientras puedas. En solitario o acompañada, pero sin perder de vista la carretera.

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