domingo, 29 de junio de 2025

Desear ser invisible

Ahora dicen que cuando vamos en el transporte público, no levantamos la mirada del móvil. Es cierto, pero para mí no es nada nuevo. Ya hacía eso hace más de 30 años, y aunque no era algo tan generalizado, no era la única. No tenía móvil, por supuesto, pero lo sustituía con un libro. Siempre viajaba en transporte público leyendo libros, por dos motivos, me encanta leer y quería pasar desapercibida.

Los usaba como parapeto, como excusa para evitar que mi mirada se cruzase con la de algún hombre, y éste intentara iniciar una conversación conmigo. Ocurría a veces, de todos modos. "Estás muy concentrada en la lectura".  "¿Qué estás leyendo?". "¡Qué anillo tan bonito!"...cualquier excusa era buena, pero cuanto menos levantase la vista del libro, menos posibilidades tenía de que quisieran interactuar, a pesar de que mi semblante era serio, y mis respuestas cortas y secas, únicamente contestadas por educación. Deseaba ser invisible. 

Ayer fui a una fiesta de cumpleaños y tuve una sensación parecida. No conocía a la mayoría de las personas que se encontraban allí. Sólo a una pequeña parte. Otro de los invitados sólo conocía a la homenajeada, que estaba demasiado ocupada con la organización y saludando a todos los presentes, muchos. Ella nos presentó y se ausentó rápidamente. Nos explicamos de qué conocíamos a nuestra amiga común, incluyendo pinceladas de nuestras vidas, por lo que rápidamente me di cuenta de que estaba divorciado y sin pareja. Él se dio cuenta de que mi situación era la misma un poco después y entonces comenzó a llevar la conversación por unos derroteros que comenzaron a encender todas mis alarmas. Claramente, buscaba una excusa para salir de allí con una cita. Así que centré mi atención en otra amiga que se encontraba en la fiesta, que se unió a la conversación, desviando su objetivo. Poco después, él abandonó la fiesta.

Entonces, eché un vistazo rápido, sólo como entretenimiento, para hacer un análisis de cada uno de los asistentes, hombres y mujeres. Los que estaban felices, los que estaban cansados, los que sufren en silencio, los que no encuentran una salida airosa, los que aparentan tener una vida perfecta... Y en ese análisis, en ese vistazo rápido, cada vez que mi mirada se posaba en cada uno de ellos, me encontraba a veces con sus miradas. Algunos me miraban al sentirse mirados. Otros me miraban todo el tiempo. Quise ser invisible. Recordé mis viajes en el transporte público y consulté los mensajes en el móvil durante unos breves minutos. Era el momento de irme.


domingo, 8 de junio de 2025

LO IMPOSIBLE

"Es una locura. No vas a conseguirlo", me dijo aquel amigo y compañero de luchas vecinales cuando decidí iniciar una campaña difícil, pero no imposible porque tenía claro cuáles eran los pasos que tenía que dar. Busqué a las personas adecuadas, utilicé medios tecnológicos, invertí todo mi tiempo libre y le robé horas al sueño, y contra todo pronóstico, conseguí lo que parecía inalcanzable.
Años más tarde, en el mundo laboral, después de haber superado numerosos retos, me encontraba ante otro que parecía inasumible. Incluso, intentaron boicotearlo, creyendo que iba a ser imposible, pero una persona poderosa reunió a todos los jefes de departamento y yo pude decirles. "Puedo hacerlo. Dejadme intentarlo, al menos". Mi compañero de trabajo me dijo "realmente, si lo conseguimos, lo recordaré siempre como un hito". Y lo conseguimos...Muchas horas invertidas, mucho esfuerzo, pero lo hicimos.
Y es que cuando creo en algo, voy a por ello, aunque me digan que no voy a conseguirlo, que no funcionará, que es una locura...y ahora mismo, me encuentro en ese brete, en intentar lo imposible, una vez más.

sábado, 17 de mayo de 2025

Hablar el mismo lenguaje


A veces, cuando creías que ya lo habías visto todo, llega alguien y te sorprende, y descubres que hay personas que ven la vida desde otra perspectiva que no habías imaginado. 
Te desconcierta porque estás acostumbrada a otro tipo de actitudes y de pensamiento, e intentas traducirlo al mensaje que conoces, y cuando estás a punto de darle forma, te das cuenta de que no se trata de una traducción, sino de un lenguaje que no se rige por las mismas reglas que los que tú conoces. No puedes traducirlo. No puedes interpretarlo. Sólo tienes que escucharlo, entenderlo y respetarlo. Y cuando lo haces, te desarma. Las reglas que habías usado hasta el momento ya no sirven. Tienes que usar unas nuevas reglas con esa persona para que no haya malos entendidos. Y cuando las analizas en profundidad, las comparas con las que has utilizado durante toda tu vida, te das cuenta de qué diferente interpretación tiene todo. En ese momento, comienzas a entender el comportamiento de algunas de las personas que han pasado por tu vida. Ellas también tenían sus propias reglas, pero no te las habían explicado, y por eso no pudiste entenderlas y te alejaste, interpretando la situación con tus propias reglas, que funcionaban en otro paradigma.
La comunicación es la llave de todas las relaciones. Lo que decimos, lo que callamos, lo que interpretamos, lo que damos por hecho, lo que no preguntamos…Incluso, cuando tenemos miedo a escucharnos a nosotros mismos, la lucha interna con nuestro ego, nuestros miedos, nuestras anticipaciones…Todas basadas en nuestras experiencias previas, de las que en la mayoría de los casos, desconocemos cuáles eran las reglas de la comunicación de las otras personas. No se las habíamos preguntado. Dábamos por hecho que hablaban nuestro mismo lenguaje.

viernes, 2 de mayo de 2025

CUANDO ENCUENTRAS TU PROPÓSITO

Estos días sigo explorando, desmontando las ideas, buscando respuestas, regresando al origen de los pensamientos que dieron lugar a las teorías que he manejado hasta ahora. No temo desandar el camino establecido y buscar otras hipótesis. 
Sigo buceando en mi infancia, y he encontrado algunas respuestas en este mismo blog, a través de algunas entradas que escribí en 2008...
He ido enlazando ideas y atando cabos hasta llegar a una nueva teoría que, una vez más, contradice las líneas de pensamiento actuales, pero que cobra sentido al unirlo con una conversación que tuve hace unos días con una persona inesperada.
Una frase de esa persona dio sentido a mi nueva teoría, a pesar de que el objetivo de ella era que yo concluyese todo lo contrario. Siempre a contracorriente...
Uniendo el objetivo de encontrar un nuevo propósito en mi vida al análisis de mis relaciones pasadas, descubrí que a raíz de una relación traumática, comencé a ejecutar el propósito que estaba buscando en el presente. 
Comprendí que no puedo luchar contra mi naturaleza, sino entenderla y asumirla. Ser consciente de cuál es mi rol y aceptarlo, para poder seguir ejecutándolo sin sentirme culpable por volver a hacer lo mismo en lo que creía que fallaba, porque realmente, no fallaba, sino que había cumplido mi objetivo y era hora de partir para tomar un respiro y esperar a que la vida me llevase a una nueva experiencia.
Estos días de reencuentros con viejas amistades se han llenado de conversaciones profundas, salpicadas de nuevas reflexiones que promueven personas que entran en mi vida. Nuevas perspectivas y análisis del pasado llevan al mismo punto.
Una de mis viejas amigas me decía que transmito paz y serenidad, y realmente, es así como me siento. Veo las cosas con una claridad que asusta, analizo cada palabra y cada gesto y pregunto abiertamente los comentarios que no entiendo. Veo el dolor, el miedo, el querer etiquetar para experimentar una falsa seguridad, ponerse la tirita antes de sentir la herida, una herida que seguramente nunca se producirá porque mi propósito es el contrario, y porque sé que en algún momento, alguien conseguirá que no me vaya.
A veces, es difícil entender que si dejas que las cosas fluyan, el miedo desaparece, encuentras lo que ya habías dado por perdido, e incluso, rompes hechizos.

El día que nos sentimos terriblemente vulnerables como sociedad

La semana comenzó con un gran apagón que paralizó España, Portugal y una parte de Francia. Nuestra vida paró por completo. 
Abandonamos nuestros puestos de trabajo. Dependimos del coche, autobús o piernas para desplazarnos. Perdimos la conexión en nuestros móviles, regresando abruptamente a la era analógica. Vaciamos los pocos supermercados que permanecían abiertos. No podíamos sacar dinero de los cajeros y nuestras tarjetas de crédito eran inservibles. No había luz en nuestras casas. Se improvisaron bocadillos o comidas frías en las casas que no disponían de gas. Se echó de menos el transistor a pilas. Se sacaron las linternas y las velas para iluminar las estancias cuando cayó la noche.
Cuando llegué a casa, los niños ya habían comido, improvisando unas fajitas y bocadillos. Habían encendido unas velas que habían dejado en los baños, los únicos espacios sin luz natural. Los filtros, luces y skimmer de los acuarios no funcionaban. Los peces parecían tranquilos, pero la anémona se movía por todo el acuario, en busca de luz y movimiento de agua. Le di de comer un pellet de gamba, ya que no podía alimentarse de la luz. Los niños estuvieron leyendo cómics y libros. Yo hice bicicleta estática y mis ejercicios para fortalecer la espalda. Cenamos pronto, algo improvisado, mientras todavía había luz natural. Hice meditación antes de acostarme, mucho antes que cualquier noche. Los niños estaban contentos. Dejé el interruptor de la luz encendido para que me despertase al regresar, y así fue, cómo a las 22.15, la luz me despertó y me levanté rápidamente a encender los aparatos de los acuarios. Todo funcionaba perfectamente. Llamé a mi padre, que estaba ya dormido, y hablé por Whatsapp con algunos amigos que ya tenían luz. Todos estaban bien.
No fue una mala experiencia para darnos cuenta de lo vulnerable que somos ante la dependencia de un recurso que resultó volátil durante más de diez horas, algo que creíamos impensable hasta el momento. Personalmente, me sirvió para conectar con mis hijos de otra manera y para ocuparme más de mí. 

domingo, 20 de abril de 2025

FIN DEL VIA CRUCIS

En esta Semana Santa, que llega a su fin, he vivido un auténtico vía crucis. 
Comencé la semana ayudando a romper un hechizo, y después bajé a los infiernos y subí a los cielos. He muerto y he resucitado, y no he estado sola en mi pasión. Otras personas me han acompañado, de espíritu, porque he estado la mayor parte del tiempo sola.
He contactado con viejos amigos que me han reconfortado con sus palabras de aliento. He escrito mucho y he buceado en mi pasado. He expiado mis culpas y pedido perdón por mis pecados. Los días y las noches han sido intensos, he derramado muchas lágrimas y he reído a carcajadas. He crecido como persona. He finalizado mi reconstrucción y he emergido como el ave fénix.
También he aprendido una importante lección. Sé cómo quiero que me traten mis próximas parejas, si las tengo. Quiero que vengan enseñadas y me den la prioridad que merezco. También he aprendido que las cosas no son blancas o negras. 
He visto muchos vídeos de autoayuda y he comprobado que hay una corriente que te anima a bloquear a tus ex parejas. Es la misma táctica que está aplicando mi última expareja conmigo, y no me parece nada práctico, porque ahora tenemos ropa y demás enseres del otro a 1.200 km de distancia, y sin comunicación, no podemos hacérnoslo llegar. Imagino que en algún momento, romperá el silencio para organizar los envíos. 
Creo que esta estrategia es necesaria cuando se ha sufrido un maltrato por la otra persona. Yo tuve que hacerlo hace muchos años, pero si lo que está ocurriendo es que una de las dos partes decide parar la relación, explicando los motivos, y a disposición de la otra parte, creo que el silencio es una especie de chantaje emocional, que significa "o a mi manera o a ninguna", y le das un poder a la otra persona, que creo que no es sano. 
Desde mi punto de vista, lo sano es respetar la decisión del otro, reajustar expectativas, y aunque la relación física emocional haya terminado, ser capaz de mantener un contacto cordial con la otra persona, evitando que se sienta culpable por su decisión. 
Esto también lo he aprendido en estos días. No ha estado mal para ser un vía crucis...

sábado, 19 de abril de 2025

NOVIEMBRE DULCE

En ocasiones, me siento como la protagonista de la película "Noviembre dulce", con Charlize Theron y Keanu Reeves. Una mujer que entra en la vida de los hombres, como un torbellino, durante un breve espacio de tiempo, pero el suficiente como para cambiar sus vidas de manera radical. En mi caso, me quedo más tiempo, pero el resultado es el mismo. Sus vidas han cambiado radicalmente y me lo suelen reprochar cuando me alejo, al comprender que la relación no es buena para mí.

También, a veces, hay personas que se cruzan en mi vida de manera fugaz, provocan una pequeña revolución, me ayudan desinteresadamente, me protegen y alumbran mi camino a través de las tinieblas, y aunque después deban desaparecer, algo de ellas sigue en mí. Esas personas no desaparecerán nunca de mi vida. No están en el día a día conmigo, y quizás, transcurran años sin saber de ellas, pero a veces dan señales de vida o si las llamo, siempre responden.

Sin embargo, hay momentos en los que me pregunto si sería posible que alguna de esas personas pudiera permanecer junto a mí. Quizás, si se quedasen a mi lado, la magia desaparecería, convirtiéndose en un reproche más por haber transformado su vida y después alejarme, o puede que no. La vida siempre acaba sorprendiéndonos.

viernes, 18 de abril de 2025

PROCESO FINALIZADO

Hace unos días, hablaba en este blog sobre mi "reconstrucción". Pues bien, ese proceso ha finalizado.

Siempre he sido capaz de rearmarme rápidamente cuando algo ha fallado en mi vida. Mis heridas físicas y emocionales cicatrizan veloces. Incluso, ahora, mis dolencias físicas, que me han atormentado durante tres meses, han remitido, reduciéndose a pequeñas molestias.

Durante semanas, me he analizado, he escarbado en los recuerdos de mi infancia, he identificado de dónde vienen mis inseguridades y el querer agradar a los demás, olvidándome de mí. Identificarlo me ha ayudado a neutralizarlo.
También he analizado mis relaciones pasadas. Las situaciones tóxicas, la tolerancia al menosprecio o a la ocultación, la manipulación o la ambigüedad.  Porque, efectivamente, en mayor o menor medida, todas mis relaciones pasadas contenían alguno de estos componentes, o incluso todos. Es cierto que me desenvuelvo bien en la ambigüedad. Juego con ventaja en esas situaciones, y la ambigüedad se volvió contra ellos, pero todos jugaron a hacerme sentir culpable mientras ellos asumían el rol de víctima. Por tanto, no debo caer en ella de nuevo. 

Hace años, en un proceso similar a éste, escribí "no sé lo que quiero, pero sé lo que no quiero". Seguía perdida. Ahora sí puedo decir que sé lo que quiero y cómo lo quiero. También sé el tipo de persona que puede aportar en mi vida, y no restar. Sé lo que merezco, y que al menos, me admiren, me respeten y me quieran tal y como soy, con todos mis claroscuros, que tengo muchos, pero sobretodo, que me dejen ser yo misma, siempre.
También debo hacer algo, que soy consciente que para mí será lo más complicado, que es identificar y dejar pasar a esas personas que no me convienen. Aprender a no dar segundas oportunidades, o lo que es lo mismo, no introducir de nuevo el pez en la pecera cuando ya ha saltado del agua.

Quiero dar las gracias a una persona que me ha ayudado en el final de este proceso. Me ha dado el impulso que necesitaba para entender todo lo que bullía en mi cabeza, que ha escuchado con paciencia y atención mis elucubraciones, y me ha dado su visión de las cosas, desde la amistad desinteresada y sin juzgar. Gracias.

Mamás y Papás: Una realidad que no debemos olvidar...

Una joya en el corazón de Madrid