sábado, 26 de agosto de 2023

En medio de una crisis

Hace mas de un año que llevo viviendo una crisis personal y laboral.

La crisis personal comenzó cuando decidí dejar la relación de pareja en la que había estado durante ocho años. Una relacion intensa en la que se habían producido pérdidas de confianza, que la había convertido en una especie de tortura para mí. Tampoco era buena para mis hijos, que estaban viviendo el resultado de cómo una mala separación afecta a unos niños, no a ellos, sino a los hijos de mi pareja, con los que convivían parte del tiempo. Mis hijos han tenido la suerte de que su padre y yo somos personas razonables, que siempre les hemos protegido de nuestros posibles desencuentros a nivel ex pareja.

Poco después comencé una relación a distancia con una persona que vive a 1200 km, y que también se encuentra inmerso en una separación muy complicada, y casi calcada a la de mi anterior pareja. Eso ha supuesto muchas dudas para mí. Estar juntos supone un esfuerzo importante a niveles organizativo, económico, y de desgaste emocional, por encontrarse él en medio de la lucha para sentirse libre de iniciar otra relación de pareja, después de una separación con un chantaje emocional constante, con niños también de por medio que se utilizan como herramienta de tortura. Otra ex mujer que me sitúa como culpable de su desgraciada vida. Ciertamente, voy acumulando una buena colección de mujeres que desearían que no existiera.


A esto se une la muerte de mi madre, repentina, de una pancreatitis aguda que nadie vio venir porque ella soportó los síntomas durante días sin decir nada. A la enorme pérdida, puesto que era el pilar de mi familia, se une un padre totalmente dependiente a nivel emocional y de autonomía doméstica, que se queda solo, y a pesar de que cuenta con el apoyo mío y de mi hermano, y una persona que va cada día a ayudarle con las tareas domésticas, su chantaje emocional es constante.


En cuanto al ámbito laboral, he conseguido recientemente incorporarme a mi anterior puesto, dejando por fin las responsabilidades que he arrastrado durante más de tres años, y que había supuesto que dejase mi vida familiar y personal en un segundo plano. Mis hijos están muy contentos de haber recuperado a su madre. No ha sido fácil poder cambiarme, y lo he logrado gracias al apoyo de personas clave, a las que les estaré eternamente agradecida.


Ahora mismo me encuentro en el aeropuerto, esperando el avión que me llevará a Basel. Después de viajar una o dos veces al mes durante más de un año, me he hecho una experta en equipaje, colas de speedy boarding, y retrasos. Sé donde están todos los cargadores de móvil, los sandwiches más comestibles y los mejores duty free. Mi inglés ha mejorado notablemente, siendo el idioma en el que me comunico con mi pareja, porque es alemán, y ni él habla español ni yo hablo alemán. Estoy haciendo una inmersión completa en la cultura alemana y suiza, porque él trabaja en Suiza y lo frecuentamos bastante. Estoy conociendo muchos nuevos lugares, paseo por la selva negra como si estuviese en el parque lineal del Manzanares.


A nivel físico, he adelgazado mucho y me siento débil, pero los análisis son perfectos, todo bien, incluso el hierro, de lo que suelo estar baja. Sigo aparentando más joven de lo que soy, y ahora he decidido dejarme el pelo largo, permitiendo que los rizos se formen de nuevo en mi pelo, olvidándome por un tiempo de alisarlo. Estoy volviendo a mi imagen de juventud de pelo rojo, rizado y largo. Ya veremos cuánto dura.

viernes, 18 de agosto de 2023

El precio de la fama

A raíz del éxito de Barbie, me he fijado en el actor Ryan Gosling, quién había pasado desapercibido por completo para mí hasta ahora. Le había visto en Blade runner 2049, pero su interpretación no me había dicho nada, me pareció demasiado inexpresivo, aunque es cierto que su papel era el de un robot.

La cuestión es que busqué en Google información sobre sus películas, y por supuesto, apareció la wikipedia, que me contó toda su vida, incluido que su pareja es Eva Mendes, de la que no había visto ninguna película últimamente, con la que tiene dos hijas. También averigüé el motivo por el que no había visto a Eva Mendes en películas recientes y es porque se está centrando en el cuidado de sus hijas.

Sin embargo, como ahora todas nuestras búsquedas en internet son una referencia para que la red nos envíe informaciones constantes relacionadas con nuestras búsquedas, empezaron a aparecer múltiples noticias de Ryan Gosling en Google y en Youtube, que son las aplicaciones a las que recurro mientras espero en el médico, viajo en transporte público, o intento dejar la mente en blanco e intentar darme un respiro de mi propia vida.

Decidí descargarme algunas de sus películas para verlas en el aeropuerto y en el avión en mis frecuentes viajes Madrid - Basilea, ya que descubrí que Gosling había recibido numerosos premios y nominaciones, y quizás eso significaba que tenía que darle otra oportunidad y no quedarme sólo con el papel que había interpretado en Blade runner. 

Por el momento, he visto tres de estas películas y no me ha decepcionado, aunque ya empiezo a estar saturada, por lo que me tomaré un respiro. Mi deseo irrefrenable de analizar a las personas mirándolas a los ojos, no cesa aunque interpreten a un personaje que no es ellos. A esto se suma la cantidad de fragmentos que saltaban en Youtube shorts sobre entrevistas que le han hecho, en las que siempre da respuestas divertidas.

Sin darme cuenta, me sumergí en la vida de este actor, que cuenta con un sentido del humor irónico, y parece tener unos principios básicos de la vida que me parecen muy acertados, como es el de mantener su vida privada y la de su familia al margen de su trabajo, y precisamente, en contra de este punto, me saltó otro vídeo sobre él, que detuve sin poder seguir viéndolo porque me sentía mal.

El vídeo consistía en una grabación que alguien había hecho sin que él lo supiera mientras caminaba solo por París. Era de noche, muy poca gente por la calle. Él a veces se ponía la capucha de la sudadera para no ser reconocido, pero daba igual, alguien lo estaba grabando, desde no muy lejos. Me sentí como una espía. Sentí que estaba haciendo algo malo, entrando en la intimidad de una persona sin su consentimiento, y cerré YouTube.

Me recordó a aquella noche en la que vi en persona a Keanu Reeves, uno de mis actores favoritos, en la premiere en Madrid de Constantine. Hace ya muchos años. Él estaba sólo a unos centímetros de mí. Quieto, callado, sólo mirando al grupo de fans que gritaban su nombre e intentaban llamar su atención. Yo formaba parte de ese grupo, pero me había apartado, estaba incluso más cerca de él que las demás, pero estaba callada, tranquila, quieta, sólo observándole, y sintiendo su intranquilidad, su timidez, su postura de no parecer demasiado frío pero a la vez mantenerse seguro, un poco alejado de esas admiradoras que gritaban su nombre. Yo era sólo una observadora, que le daba el espacio que merece como persona. Para mí era suficiente observarle en persona y leer en sus ojos sin una pantalla entre medias, sin la interpretación de un papel de película, sólo interpretando su papel de ser una persona normal cuyo trabajo provoca en otras personas que crean que les perteneces de algún modo y que tienen que hacer cualquier cosa para llamar tu atención. Sentí lástima por él, igual que la sentí por Ryan Gosling viendo aquel vídeo.

Hace muchos años, en El perverso polimorfo, escribí una frase que había leído, y que era algo así como que una persona famosa es alguien que ha pasado su vida intentando ser conocido, y la otra parte de su vida llevando gafas oscuras para no ser reconocido. 

Realmente, es muy complicado conseguir el equilibrio porque escapa a tu control. Cuando intento ponerme en el lugar de las personas famosas e imagino, por ejemplo, que estoy en un avión, en el metro, en el tren, o paseando por la calle, y que la mayoría de las personas que están a mi alrededor saben cómo me llamo, si tengo pareja, hijos, o a qué me dedico… me siento extremadamente vulnerable y entro en pánico, porque siento que no estamos en igualdad de condiciones.

Mamás y Papás: Una realidad que no debemos olvidar...

Una joya en el corazón de Madrid