sábado, 15 de mayo de 2010

Los desmovilizadores vecinales

Ahora mi papel de madre ya no es el único que me impide escribir en mi blog. Ahora también es mi faceta reivindicativa desde el movimiento vecinal. Y es que ahora, cuando los políticos aprovechan para llenarse la boca de promesas, es el momento en el que los vecinos cabreados con las promesas incumplidas en anteriorres legislaturas tenemos que hacer de "voz de la conciencia", si es que los políticos aún saben lo que es eso.
El barrio en el que vivo, ya lo he comentado alguna vez, es uno de esos barrios que se levantaron de la noche a la mañana bajo el amparo del derroche especulativo de la cosntrucción. Cuando compré mi piso sobre plano en el año 2001, supuestamente tres años más tarde, cuando ya me hubieran entregado el piso, el barrio contaría con parada de metro próxima, centro de salud, colegios, instituto, polideportivo y un sinfín de equipamientos básicos, de los que en la actualidad, nueve años más tarde, únicamente sólo se cuenta con un colegio saturado desde hace un par de años y en el que han metido otro colegio de okupa, que existe jurídicamente, pero sin edificio.
Un grupo de vecinos, hace unos tres años, dimos un golpe en la mesa y dijimos que la tomadura de pelo ya duraba demasiado. Comenzamos a exigir a las administraciones que cumplieran sus promesas, pero éstas no sólo nos han ignorado, sino que además, ahora se escudan en la falta de dinero para no construir los equipamientos básicos que saben son necesarios. Sin embargo, yo pago mis impuestos religiosamente, como cualquier otro vecino de Madrid, que cuenta con centro de salud, colegio, instituto, calles con aceras, biblioteca, polideportivo, parques en buen estado. Vamos, lo que yo siempre he pensado que es básico en un país, supuestamente, del primer mundo.
Como decía, desde la asociación de vecinos estamos en pie de guerra, y aprovecharemos esta etapa previa a las elecciones para decirles a los que mandan que o se esmeran, o nos ocuparemos de que en este barrio no consigan ni un voto, y a los de la oposición, que o se esmeran, o ganará la abstención.
Y en éstas estamos cuando nos encontramos con otro tipo de personajillos. Yo les llamo los desmovilizadores vecinales.
Los desmovilizadores vecinales son aquellos que se introducen en las asociaciones de vecinos, o incluso, son presidentes de algunas, y básicamente, se dedican a desmotivar para que nadie le haga "trabajar". A veces, incluso, no se mueven sólo para que la administración le siga sobornando con subvenciones.
Su táctica es muy sencilla. A los vecinos que se acercan a ellos para pedirles ayuda, les dicen que la única opción es pedir reuniones con los políticos, y amenzarales con movilizaciones, pero que aún así, es difícil que los políticos les reciban porque son unos sinverguenzas, y que en todo caso, lo mejor es dejar el problema en manos de las federaciones -da igual que sea la federación de vecinos, que de las AMPAS-. Es simplemente, una forma de desanimar al vecino, ya que las federaciones son auténticos dinosaurios que no se mueven ni empujados con tuneladora, y normalmente, están a su vez, tan sobornadas por los políticos del color que sea, que son como el desmovilizador vecinal, pero a gran escala.
Si el vecino que pide ayuda es insistente, siempre queda el plan b, que es hablar mal de los demás vecinos. Siempre es socorrido contar que ahora la gente no se mueve, que los fines de semana se van a los pueblos, que a nadie le importan los problemas de los demás, que hay mucha insolidaridad...
Si aún así, el vecino persiste en la llamada de socorro, se le dice que la asociación no tiene capacidad para resolver esas cosas, que son sólo dos, que nadie quiere implicarse... y se repite el discurso de los vecinos insolidarios.
Después de todo este discurso, el vecino decide cambiarse de barrio o monta otra asociación de vecinos, juntándose con más vecinos cabreados a los que el desmovilizador vecinal ha contado el mismo discurso. Ése fue nuestro caso, más o menos.
Pero ahí no acaba la cosa. El desmovilizador vecinal también tiene argumentos para intentar que las demás asociaciones desistan en sus reivindicaciones. Y básicamente, son los mismos que les cuenta a los vecinos, -suele coincidir que este tipo de personajillos no son muy creativos-, que los vecinos no se mueven, que las administraciones no nos van a hacer caso, que lo mejor es que lo "mueva" la federación de vecinos, que tiene más experiencia...
Las reuniones para consensuar algo con este tipo de personajes son infructuosas e interminables, ya que se descuelgan contando batallitas de hace más de diez años, en las que se encadenaron a algún árbol o le hizo una pregunta a algún concejal en un pleno. Siempre son las mismas, claro, porque llevan años sin sacar una pancarta a la calle.
Lo que es penoso es que además de luchar contra la administración y contra los políticos, y ser creativos para que la gente salga a la calle, haya que gastar esfuerzos en lidiar con estos estómagos agradecidos, que se dedican a intentar quitar a la gente las ganas de exigir lo que les corresponde.
Pues conmigo lo llevan claro...

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