Desde "la era Murakami" no había vuelto a terminarme un libro, y lo he hecho con La soledad de los números primos.
Acabo de terminarlo, así que aún siento el típico nudo en el estómago de terminar una historia que te ha acompañado durante un tiempo.
Algunos lo han comparado con Tokio Blues, de Murakami, pero creo que no tiene nada que ver.
Los protagonistas son Mattia y Alice, dos personas marcadas por sucesos trágicos ocurridos en su niñez, que les sirven de pretexto para ser como son, dos seres autodestructivos, con nula empatía hacía los demás, incapaces de darse una oportunidad para ser felices.
Sinceramente, me ha parecido una historia desalentadora, en la que en muchas ocasiones, me han dado ganas de gritar a Mattia "¡Despierta!", pero es imposible querer despertar a alguien que desea estar muerto, que simplemente pasa por la vida queriendo ser su hermana desaparecida.
Con Alice me han dado ganas de gritar "¡No lo hagas!", pero es imposible querer detener a alguien que culpa a los demás de sus acciones.
Es un libro que recomiendo, pero que creo deberían evitar las personas que se encuentren decaídas, no vaya a ser que les dé por la autodestrucción.
Acabo de terminarlo, así que aún siento el típico nudo en el estómago de terminar una historia que te ha acompañado durante un tiempo.
Algunos lo han comparado con Tokio Blues, de Murakami, pero creo que no tiene nada que ver.
Los protagonistas son Mattia y Alice, dos personas marcadas por sucesos trágicos ocurridos en su niñez, que les sirven de pretexto para ser como son, dos seres autodestructivos, con nula empatía hacía los demás, incapaces de darse una oportunidad para ser felices.
Sinceramente, me ha parecido una historia desalentadora, en la que en muchas ocasiones, me han dado ganas de gritar a Mattia "¡Despierta!", pero es imposible querer despertar a alguien que desea estar muerto, que simplemente pasa por la vida queriendo ser su hermana desaparecida.
Con Alice me han dado ganas de gritar "¡No lo hagas!", pero es imposible querer detener a alguien que culpa a los demás de sus acciones.
Es un libro que recomiendo, pero que creo deberían evitar las personas que se encuentren decaídas, no vaya a ser que les dé por la autodestrucción.
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