martes, 30 de diciembre de 2025

ELIMINAR

He cambiado de móvil. El que tenía cumpliría seis años en unos meses y su lentitud me desesperaba, además, quería un móvil con NFC para conectarlo al coche, así que he comprado uno con esa conectividad y además 5G. Me las prometía felices hasta que he intentado conectarlo al coche...Daba error. He consultado el manual y he comprobado que este modelo, el PRO, no está entre los agraciados...Habrá que esperar a una actualización del coche...

Ésa no ha sido la única sorpresa que me he encontrado con mi nuevo móvil...Cuando se ha hecho la transferencia de datos, no ha copiado los contactos añadidos en el último año. Muchos se han quedado fuera... Afortunadamente, conservo el anterior móvil y he copiado los contactos nuevos. No todos. Algunos se han quedado fuera de todos modos. He aprovechado también para revisar toda la agenda, algo que tenía pendiente desde hacía mucho tiempo...

He eliminado a personas con las que no tengo contacto desde hace años. Otras, que ni siquiera sé quienes son. Direcciones de correos de la época en la que estaba en la asociación, con nombres como "disidentes"... Incluso, he eliminado el contacto de personas que fallecieron hace años...

Mientras eliminaba contactos, pensaba que se podría contar media vida con estas revisiones de agenda. Antes, con las agendas en papel, no era tan fácil eliminar. Siempre te quedaría el tachón del nombre que querías eliminar de tu presente. Cuando tu mirada tropezase con ese enjambre de boli azul o mancha de corrector, recordarías que esa persona estuvo en tu vida y ya no está.

Ahora, la tecnología te permite seleccionar el contacto y pulsar la papelera. Así de fácil. El contacto desaparece inmediatamente y nunca, nada, en esa agenda, te recordará que en algún momento ese nombre tuvo allí su lugar.

sábado, 27 de diciembre de 2025

CONSCIENCIA

Sigo escribiendo entradas "ocultas" en fechas antiguas, no por esconderlas, sino porque forman parte del pasado. Se quedaron pendientes de ser dichas, de ser plasmadas, de darles vida para poder ser procesadas.

En estos días, alejada de las obligaciones laborales, y a pesar de una vida familiar intensa, tengo más tiempo para la reflexión. También ayuda la charla con amigas, que atraviesan situaciones en las que he estado en multitud de ocasiones.

Ahora, que he avanzado a nivel personal, que observo mis pensamientos y entiendo su origen, también puedo verlo en los demás. Ahora soy capaz de ver las cosas de una manera muy clara y con profundidad. Es como cuando dejas de mirar un cuadro que te gusta, y comienzas a observarlo, analizando el punto de fuga, la textura, la composición, la luminosidad... No te quedas sólo pensando que ese cuadro te gusta. Lo analizas y entiendes por qué te gusta.

De esta manera, cuando alguien me da un consejo, me explica su forma de ver las cosas, se molesta conmigo, o aprueba algo de lo que digo, sé de dónde viene ese comentario. Sé que está hablando desde su herida, su ego, o su consciencia, y puedo discernir qué parte de su discurso realmente es constructiva y qué no, y sin lugar a dudas, me quedo sólo con la parte constructiva, con la que me aporta, con la que viene desde la abundancia, y deshecho la que viene desde la carencia.

Lo mejor de todo, es que he perdido el miedo a decir lo que pienso, lo que siento y a poner límites, a decir qué temas podemos hablar y qué no, porque una vez que ves clara la intención de los demás, sabes qué camino quieres o no transitar junto a esa persona.

También he constatado una vez más que cuando intentas forzar "soltar" sin estar listo, lo único que haces es activar en la otra persona el ego, provocando una reacción que va en contra de tu objetivo de alejarte, y que comienza una lucha interior que lejos de darte paz, provoca un desgaste emocional agotador que te hace dudar de lo que quieres o creías que querías. 

Solemos querer atravesar el dolor lo antes posible, sin ser conscientes de que todo proceso lleva su tiempo, y que en lugar de querer forzar "soltar", la vida será quien haga que sueltes cuando llegue el momento.

También he aprendido a escuchar sin juzgar, aunque lo que digan me hiera. A entender los distintos puntos de vista, los ritmos, los tiempos, los deseos, los miedos... He aprendido a controlar el impulso de querer cambiar las actitudes de los demás, aunque crea que es un error lo que están haciendo. Todos tenemos el derecho a equivocarnos, a perder oportunidades, a crecer errando, o no... porque es posible que esté dando por hecho que la otra persona está tomando una decisión equivocada, y sea yo quien lo esté, porque no hay una verdad absoluta, y lo importante es que cada uno siga su camino, siendo consecuente con los resultados de sus decisiones.

Para llegar aquí, me ha ayudado alguien que habla sin filtros y no duda en seguir con su cuaderno de ruta, "hasta los 55 años o quizás, menos", y que como él dice, siempre estaremos en contacto "pase lo que pase". Gracias, Gabriel.

miércoles, 24 de diciembre de 2025

ADIOS 2025

Unas Navidades más. Un año más que finaliza. 2025 comenzó siendo un año duro. Una prueba para mi fortaleza física y mental, con decisiones pospuestas del año anterior, que se enquistaron y necesitaban ser tomadas.

Cuando mi cuerpo comenzó a responder a mis esfuerzos por recuperar las rutinas, llegó el momento de las decisiones. Fueron dolorosas pero necesarias, y aunque no fueron recibidas con agrado por las personas implicadas, me liberaban a mí pero, sobre todo a ellas, y es que aunque cuando tomo este tipo de decisiones, las otras personas lo viven como un agravio, en realidad se trata de un acto de liberación para mí y, principalmente para ellas, porque si "suelto" es para dejar espacio en sus vidas a lo que tiene que llegar que, siempre, se tratará de un paso más en su evolución, ni mejor ni peor, simplemente, distinto y necesario.

Soltar supuso reconstruir. Ser consciente y observar esas partes de mí que había bloqueado durante años. Esa consciencia culminó cuando me senté frente a alguien y le dije "Yo soy como tú", y ahí comenzó una amistad donde, casi sin esfuerzo, crecemos juntas.

Poco antes de la mitad de año, mi cuerpo ya permitía un tímido regreso a la normalidad, que culminó con la total autonomía al hacerme con, sin duda, mi gran amor de este año... mi coche automático e híbrido enchufable, que me lleva y me trae aunque tenga molestias en mi pierna, y me ahorra el gasto en gasolina. Además, corrige mi dirección y me frena cuando es necesario. No puedo pedirle más.

He retomado el contacto con amigas que, aunque siempre estaban presentes en mi pensamiento, eramos incapaces de concretar encontarnos físicamente, y lo hemos conseguido. Espero poder mantenerlo.

Me he encontrado con personas creativas que han sumado y suman en mi vida de una manera que no imaginan. Escriben, dibujan, componen, tocan instrumentos, cantan...y remueven mis cimientos emocionales. 

Son ese tipo de personas que, una vez sabes que existen, siempre querrás tener en tu vida, aunque a veces guardes distancia para evitar que su intensidad te arrastre, pierdas de vista tu centro y quién eres. Esas personas podrían eliminar de un plumazo tu voluntad si quisieran, y aunque no lo hagan porque su espíritu libre no quiere acarrear esa responsabilidad, nunca se debe bajar la guardia con ellas.

Ha sido un año de introspección, reconstrucción, reencuentro conmigo misma, aceptación, crecimiento, descubrimiento y preparación para un nuevo año en el que, estoy segura, recogeré los frutos de lo sembrado.


viernes, 19 de diciembre de 2025

DRÁCULA

-SPOILER-

He visto la nueva película que revisita el personaje de Drácula. En esta ocasión, aunque se supone que está basada en la novela de Bram Stoker, se centra más en la historia de amor entre Drácula y Mina. Para mi gusto, la mejor adaptación del libro sigue siendo la versión del año 1992, de Francis Ford Coppola.  Tanto por su guión, como por la fotografía y, por supuesto, los actores.

Es cierto que el personaje de Drácula, la historia en sí, da para muchas lecturas. Podemos centrarnos sólo en el terror, abarcar hasta intentar entender al personaje, enfocarlo en la lucha entre el bien o el mal, o como es este caso, el amor que Vlad/Drácula siente por Elisabeta/Mina.

Este amor fue inmortalizado en la versión de Coppola con la famosa frase de Drácula a Mina '"He cruzado océanos de tiempo para encontrarte". En este caso, parece que el encuentro fue más casual. En la última versión, Drácula realiza una búsqueda exhaustiva, siendo el motor principal de la película, y de la vida del mítico vampiro.

En un momento dado, tras siglos de búsqueda, la encuentra y llega el momento de intentar que ella sea consciente de que se habían conocido antes. Es una ardua tarea imaginar que alguien vaya a creer que siglos antes había vivido una historia de amor tan intensa, que provocó que al morir ella, su amado cometiera tales atrocidades que Dios le castigara sin morir y debiendo beber sangre para sobrevivir.

En ambas películas, la amada, reencarnada en Mina, era capaz de reconocer de alguna manera que aquel desconocido había sido su amor siglos antes. Por algún motivo, él no le resultaba totalmente extraño, y sólo diciendo algunas frases o a través de alguna melodía, como en el caso de la última versión, ella era capaz de recordar lo que su alma había dejado guardado, por supervivencia, para poder tener una vida, alejada de aquel amor, porque ser consciente le sumergería en una vida intensa, tormentosa y eterna, en la que tendría que matar para sobrevivir. 

A pesar de estas circunstancias, cuando Mina es consciente de su pasado, decide embarcarse en esa penitencia eterna para recuperar la historia de su amor. Es decir, se sacrifica ciegamente.

En cuanto a Drácula, ocurren varias cosas curiosas. La primera que me llama la atención es que él ha ido mordiendo a diestro y siniestro, convirtiendo en vampiros a hombres y mujeres, y sin embargo, cuando llega el momento de convertir a Mina...duda. 

No puedo evitar recordar una conversación que tuve, no hace mucho, con una persona que me explicaba la diferencia en el trato que daba a las personas que le importaban con las que no. Y es curioso porque si te quedas en la superficie, parecería que, en un primer momento, las personas que menos le importaban era a las que prestaba más atención en un determinado aspecto. Es decir, a las que Drácula mordía. Sin embargo, cuando alguien le importaba, evitaba determinados comportamientos para no herirla, aunque pareciese que habría falta de interés. Es decir, cuando Drácula decide no terminar de convertir a Mina en un vampiro.

Y ya, para rizar el rizo, en la última versión, -aunque en la del año 1992 es el mismo final, pero no de una manera tan evidente-, Drácula decide dejarse matar, para liberarse del sufrimiento y, a la vez, "salvar" a Mina. Es decir, el vampiro decide "soltar" para sanarse y, a la vez, evitar el sufrimiento del ser amado.

Aquí, de nuevo, vuelvo a mis vivencias, a mis recuerdos...cuando yo misma he decidido "soltar" relaciones en las que uno de los dos, o ambos, estábamos sufriendo. No me arrepiento porque eran situaciones muy claras. Sin embargo, volviendo al clásico, pienso qué habría ocurrido si Drácula hubiese sobrevivido al ataque de Van Helsing y Mina se hubiese convertido finalmente en vampiresa. Quizás, hubiesen "vivido" felices toda una eternidad. Nunca lo sabremos, a no ser que haya una nueva revisión del clásico. ¿Alguien se anima?.


sábado, 13 de diciembre de 2025

LEVANTO LA CABEZA

Levanto la cabeza. Una bandada de cigüeñas cruza el cielo gris. Es un gran número. Vuelan bajo. Hay una rezagada. Algo no va bien. Las sigo con la mirada hasta perderlas, al otro lado del Parque Lineal del Manzanares. Esa mañana, necesitaba aire fresco, moverme, que mis pies tocasen la tierra, enraizarme, escucharme, volver al origen. 

Levanto la cabeza. La apoyo en el respaldo de la silla. Un escalofrío recorre mi cuerpo. Siento un dolor inmenso, intenso, y una oscuridad...que lo envuelve todo. Pienso en ese niño de cuatro años, abusado y asesinado por el novio de su madre, con la pasividad de ella. Un niño que sólo conoció el maltrato y el dolor en su corta vida. Denuncias previas, indicadores de riesgo observados en el colegio, y un sistema de protección que ha fallado. Recuerdo aquellos casos que yo veía tan claros, desde el principio. Esos niños debían protegerse y alejarse de sus familias biológicas. Perseguía a la Comunidad de Madrid e insistía en que era necesario tomar una medida de protección urgente. El corazón encogido hasta que lo conseguía, pero lo hacía, y entonces, respiraba aliviada. Un niño más, protegido de las personas que tendrían que darle el amor, el cariño y los cuidados necesarios. Para Lucas, esa protección nunca llegó. Siento rabia, impotencia, frustración...

Levanto la cabeza. Mi nariz queda por encima de la superficie del agua. Ojos cerrados. Dejo que mi cuerpo flote en la bañera. Siento la paz de nuevo. El regreso a mí...Hasta que  pienso en la noticia que ha enviado la asociación de vecinos. Un brote de gripe aviar, ha acabado con la vida de cientos de cigüeñas en el Parque Lineal del Manzanares, muy cerca del lugar en el que vi aquella bandada. Ese mismo día, estaban muriendo. Tenían que haber cerrado el parque, pero no lo hicieron. No es agradable porque tienes que dar explicaciones a la opinión pública. Lo sé. Tuve que hacerlo cuando hubo un brote de gripe aviar donde trabajo, pero había que proteger a las personas y animales que podrían contagiarse en contacto con los animales muertos. Se hizo, y no pasó nada. La opinión pública lo entendió como una medida de protección.

Y pienso en la falta de responsabilidad que, a veces, presentan las administraciones. La resistencia a tomar decisiones incómodas, aunque se ponga en peligro la salud pública, o la inacción del sistema de protección provoque que un niño sea asesinado. 

A veces, siento vergüenza de formar parte de este sistema, donde hay personas responsables que pueden tomar decisiones rápidas y eficaces que salven vidas, pero que se niegan a hacerlo.

Levanto la cabeza para tomar aire, llenar los pulmones y exhalar despacio por la boca. Oxigenar mi cerebro y mi cuerpo para seguir adelante en este mundo del que cada vez entiendo menos y me siento más alejada, porque cuando conoces el mecanismo interno de las cosas, eres consciente de lo fácil que puede ser proteger a los demás, si hay voluntad.

lunes, 8 de diciembre de 2025

DESPEDIDA Y CIERRE

Anoche, otra Luna vino a verme.

Se asomó a mi vida sólo por un instante.

Pude ver lo que podría haber sido y nunca será.

Con el alma encogida. y la cara mojada, sigo mi camino.

"It's over.

Se terminó.

She seemed to read minds.

Ella parecía leer mentes.

And I know a later time.

Y lo sé más tarde.

We could make it with you.

Podríamos hacerlo contigo.

Leave the soul.

Dejar el alma.

Old age.

Vejez."

Letra de "Old Age", de Nirvana.

domingo, 7 de diciembre de 2025

LEER


- Me dejaste en visto, -reprochó.

Guardé silencio. No quería decirle que tuve que hacerlo. Su mirada en la foto, sentado en un banco, me había dado suficiente información, como para saber la intensidad de lo que habría entre nosotros. No era el momento. Yo no estaba preparada. Él tampoco.

Semanas más tarde, comprobé que mi intuición no había fallado. La conexión fue instantánea. Tanta conexión que asusta. Conversaciones en las que los dos estamos pensando lo mismo. Demasiado parecidos. 

El perfil de nuestras anteriores parejas no deja lugar a dudas, y nuestro comportamiento con ellas, tampoco. Él habla más que yo. Mis preguntas son precisas. Leo en él más de lo que cree.

Nunca he llegado a este punto con alguien tan parecido a mí. Reconozco que me conoce. Ha captado mi esencia en su dibujo. Incluso, mi pelo negro en lugar del pelirrojo con el que me conoció. Quizás, él también lee en mí más de lo que creo.

viernes, 5 de diciembre de 2025

GRACIAS

Hace hoy, justo un año, a esta hora, estaba en la T4 de Barajas. Sentada esperando a embarcar rumbo Zurich. Viajaba sola, y junto a mí, se arremolinaban las familias con niños pequeños, esperando mientras comían bocadillos.

Hacía días que me dolía la espalda. Incluso, el día antes, no había podido agacharme para abrocharme las botas. Después, había mejorado, pero esa tarde en el aeropuerto, cuando había tenido que quitármelas para pasar el control de seguridad, me había tenido que sentar en un banco y subir las piernas para abrochar las cremalleras. 

Daba igual. Lo importante era que ya estaba esperando el embarque. 

Cuando había comprado el billete, un par de meses antes, algo dentro de mí me decía que esa compra era un error. Algo también me había dicho que dejase resueltos todos los trámites necesarios que los niños necesitaban para viajes escolares pendientes, antes de irme, porque luego no podría hacerlos, y que guardara bastante comida preparada en el congelador, porque no podría cocinar a mi regreso. Así lo hice. Tenía que hacer caso a mi intuición. El billete lo tenía de todos modos, y viajé.

Al salir del avión, mi pierna izquierda dejó de responder adecuadamente. Se movía, pero parecía dormida. Al subir al coche de la pareja que tenía en ese momento, sentí un dolor insoportable. Intentaba calmar el dolor cambiando de postura, pero no era posible. El Ibuprofeno tampoco funcionó cuando llegamos a su casa. No dormí en toda la noche a causa del dolor y, a las cinco de la mañana, nos fuimos a urgencias.

Allí me observaron durante horas y me dieron algún calmante que no funcionó. Los días posteriores, esperando el regreso a Madrid, fueron un infierno. Un dolor insoportable que nunca cesaba y que me impedía dormir.

La vuelta a Madrid, con necesidad de asistencia en los aeropuertos, me dio una clase práctica de lo mal que nuestra sociedad hace las adaptaciones necesarias para que las personas con movilidad reducida puedan desplazarse como el resto de personas. Me sentí feliz al llegar a casa, donde mis hijos me esperaban preocupados, dispuestos a ayudar y a ser todo lo autónomos que pudieran ser.

Después, periplo de médicos, pruebas...y ya un diagnóstico que arrojó luz a lo que me pasaba. Una hernia discal que tocaba los nervios de la pierna izquierda, pero que podría absorberse con una tabla de ejercicios, sin necesidad de operación. Una medicación que me tenía totalmente aletargada, ejercicio adecuado y rehabilitación hicieron el milagro. Pasé de la desesperación de no poder poner recta mi espalda, de no sentir mi pierna de rodilla para abajo, y de un dolor insoportable desde la rodilla hasta mi espalda, a poder volver a mi vida normal. Con dolor esporádico, eso es cierto, pero controlable. 

Hace hoy, justo un año, la vida me enseñó que todo es efímero, que la salud es un regalo que no apreciamos hasta que la perdemos. 

Que no escuchar el cuerpo a tiempo puede llevarte a situaciones muy complicadas. 

Que no escuchar a tu intuición, puede hacer que esas situaciones complicadas empeoren.

Que la fuerza de voluntad es imprescindible para recuperar la salud. 

Que tus hijos son capaces de asumir responsabilidades que no les corresponden cuando es necesario.

Que estamos aquí para aprender. 

Un año más tarde, mi vida es completamente diferente. 

Donde había dolor, ahora hay placer.

Donde había estancamiento, ahora hay avance.

Dicen que el dolor de espalda, además de tener una causa física, es también síntoma de estrés, depresión, frustración, ira...En este año, también estoy aprendiendo a manejar esos sentimientos, a dejarme llevar, a no exigirme tanto, a cuidarme, a mimarme, a vivir sin culpa, a ser consciente de lo que mi cuerpo pide y dárselo para prevenir que tenga que pararme para escucharle.

A todas las personas que me han acompañado y acompañan, GRACIAS.

Mamás y Papás: Una realidad que no debemos olvidar...

Una joya en el corazón de Madrid