Muchos cambios en todo este tiempo que he abandonado mi blog. En múltiples ocasiones he pensado en retomarlo. He escrito cientos de entradas en mi cabeza, pero por falta de tiempo, por desgana, por desidia, por cansancio...no han llegado a este espacio virtual que antes era mi pequeña ventana al mundo, donde volcaba muchas de mi inquietudes.
Ha tenido que invadirnos un virus devastador, que nos obliga a un confinamiento físico, para que volviese a retomar este espacio, para lograr que parte de lo que bulle en mi cabeza, pueda expresarse de nuevo en este medio, como el torrente de vapor que sale de una olla exprés.
En este tiempo ha habido muchos cambios en mi vida. He pasado de constituir una familia nuclear, con dos hijos, a una familia reconstituida, con cuatro hijos, de las mismas edades, dos niños y dos niñas, dos casas, y una organización doméstica compleja, pero flexible y adaptada a las necesidades de todas las personas que la componen.
Para llegar a este punto, he pasado por una separación, por momentos de soledad querida, por conocer nuevas personas, otras formas de vida, por dejarme llevar, por apostar por una convivencia difícil pero posible, y por compartir mi vida con una persona igual o más flexible que yo, y que sabe que esta situación es temporal, que sólo existe el hoy, que no me comprometo a seguir mañana, y que nos podremos alejar libremente cuando esto no sea el tipo de vida que queramos vivir.
Mi hijo y mi hija han crecido en esta familia diversa, con un padre y una madre con otras parejas, con otros hijos, aprendiendo a compartir y a convivir. Serán adultos flexibles, respetuosos y sabrán que cuando no eres feliz en una relación, eres libre para decidir dejarla, y estar sola o acompañada, sin culpas, sin complejos y sin miedos.
Día 2 de confinamiento. Por fin estoy de nuevo por aquí.
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