Una vez más...no he cumplido mi promesa. No he escrito una entrada cada día en mi blog, y es que la vida es imprevisible, y hay momentos en los que los acontecimientos nos arrastran y no tenemos más opción que dejarnos llevar.
El domingo pasado, a estas horas, creía que podría trabajar desde casa, pero esa misma tarde me avisó la coordinadora de la Concejalía para que me incorporase al día siguiente a mi nuevo puesto de coordinadora del Área de Mayores. Esa promoción me la habían ofrecido un par de semanas antes de que la vida, como la habíamos conocido, se parase, y había dicho que sí, con muchas reservas, porque era consciente de que mi marcha de Servicios Sociales iba a dejar aún más diezmado el equipo de responsables, que es el que tiene que estructurar el trabajo de las profesionales.
Cuando acepté el nuevo puesto no imaginaba que la Directora de Servicios Sociales iba a ser nombrada Directora General de Servicios Sociales y Familias Diversas del Ministerio, dejando su puesto, incluso, antes de que yo pudiera informar a mi equipo de mi partida. Por tanto, coincidieron en el tiempo, los dos puestos vacíos, el mío, como Responsable de Atención Primaria, y el de la Directora de Servicios Sociales, recayendo la responsabilidad de todo el Área, definida como servicio esencial junto con el de sanidad y los cuerpos de seguridad, en dos responsables técnicas y una de administración, personal insuficiente para dar una respuesta rápida, eficaz y coordinada a la organización del teletrabajo de más de setenta personas, procedimientos urgentes de actuación, coordinación con otras áreas del Ayuntamiento y entidades sociales, y responder de manera eficaz a cientos de demandas diarias de apoyo a los colectivos más vulnerables.
Ante esta situación, la Concejala decidió que asumiera la Dirección de Servicios Sociales mientras durase la crisis y hasta que se sustituyera de manera definitiva a la Directora.
Asumí el reto. No me asusta trabajar bajo presión. Todo lo contrario, me motiva y mi hiperactividad física y mental encuentra una válvula de escape. No es la primera vez que me enfrento a retos por los que nadie apostaría, pero que finalmente han salido adelante, y no gracias a mí, sino a todas las personas que me han acompañado, que han creído que era posible, que han aportado, sumado, luchado... estoy orgullosa del enorme equipo de profesionales que tenemos en los Servicios Sociales de Móstoles, -celadores, auxiliares administrativas, administrativas, trabajadoras sociales, educadoras, psicólogas, responsables-, porque en esta primera semana de confinamiento hemos sido capaces de organizarnos en tiempo record y en empezar a dar respuesta a todas las personas que lo han necesitado, y así debemos seguir porque esta situación se va a alargar en el tiempo, es una carrera de fondo y lo peor está por llegar, cuando acabe el confinamiento y las personas a las que acompañamos no tengan dinero para pagar las habitaciones donde viven, o los alquileres, ya inflados antes de esta crisis. Todos los Servicios Sociales estamos ante un reto, y de nosotras depende que muchas personas tengan cubiertas sus necesidades básicas durante y el post Covid-19.
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