lunes, 22 de septiembre de 2025

ÁNIMOS

Es curioso en las cosas en las que a veces nos fijamos, y hablar sobre esas cosas que para nosotros son importantes, y sin embargo, pasan desapercibidas para otras personas.

Hace unos días, alguien me dijo que yo siempre estoy alegre. La verdad es que no lo había pensado. Imagino que cuando te sientes bien la mayor parte del tiempo, no eres consciente de que ése es tu estado natural. Es como cuando, de repente, comienza a dolerte una muela, y te sorprendes de que la mayor parte del tiempo, no te había dolido. 

Otra cosa que me dijeron es que no suelo enfadarme. Bueno...hay ámbitos en los que sí me enfado a veces, por ejemplo, en el trabajo. Me enfado cuando detecto que alguien está haciendo algo perjudicial para otras personas, de manera deliberada y consciente. En esos momentos, verbalizo mi malestar e intento contrarrestar las consecuencias. Busco soluciones, y el impulso de la acción, hace que olvide mi enfado. Se ha quedado relegado por la resolución. Otras veces, aunque me enfade, decido no hacer nada porque sé que es una batalla perdida de antemano.

A veces, aunque pocas, también me enfado por situaciones personales. Suelo decirlo a la persona en cuestion, con calma, y explicando el motivo de mi malestar, pero a veces, guardo silencio. Lo callo cuando soy consciente de que decirlo no va a resolver absolutamente nada que, simplemente tenemos distintos puntos de vista, y que no seré yo quien intente cambiar la forma de ver las cosas de otra persona. En contadas ocasiones, sé que la otra persona sabe que me molesta, pero aún así, no digo nada. Se desconciertan porque, por mi parte, no hay la reacción que esperan. No les voy a dar esa satisfacción. Sin embargo, sí hay una respuesta por mi parte, aunque en ese momento sea transparente para ellos...y es que me voy alejando un poquito más. Poco a poco, me distancio. Me van perdiendo sin que sean conscientes, hasta que un día, ya no estoy disponible. Es entonces cuando se molestan. Quieren saber por qué he cambiado, sin querer asumir que, simplemente, me alejo de las personas que no me tratan bien. 

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