lunes, 19 de mayo de 2008

Los gusanos paranoicos y otras historias


Hace tiempo escribía.
Escribía historias.
Eran historias de temática variada, algunas sobre las situaciones que me indignaban, otras sobre noticias que me parecían curiosas, o simplemente, sobre la vida de una chica que intenta hacerse un hueco en la profesión que ha estudiado, que intenta sobrevivir dentro de un cúmulo de historias sentimentales surrealistas condenadas al fracaso.

Casi todas las historias eran vomitadas. Se escribían en unas horas, algunas, durante noches de insominio. Salían de mi cabeza de modo vertiginoso, incrustándose en el papel durante unas horas. Las justas que tardaría en leerlas para romperlas o modificarlas incansablemente. Alguna se salvó de esa criba. El perverso polimorfo fue la historia que más me gustó. Y sorprendió.

Se fue tejiendo en mi cabeza de forma inconsciente. No podía dejar de escribir hasta que la finalicé. Yo misma me sorprendí del final.

La única historia que no tiene nada que ver conmigo, ni con nadie que conozca. La única que leyéndola nuevamente ha sido modificada mínimamente. Escribirla fue una adicción de unas horas. La sensación de que una mano invisible guiaba la mía, en la que yo simplemente era un instrumento para que alguien ajeno a mí dejara constancia de su historia.

Los gusanos paranoicos también se muerden la cola fue una historia diferente. Más de 150 páginas modificadas una y otra vez. Tenía algunas cosas de mí, otras de mis amigas, amigos, parejas ocasionales... era el reflejo dramático de la incoherencia, la supervivencia, la amargura, los rechazos, la locura, la alegría... la mirada esperanzada de quien sólo tiene futuro, aunque éste sea incierto, siendo consciente de que un paso en falso significa una caída al vacío de la que nunca te recuperarás.

Fue una etapa oscura que engullía a muchas de las personas de mi alrededor. Algunos se refugiaban en las drogas, en la miseria, en el "¿cómo alguien como tú se ha fijado en mí?".
Una vida circular regida por la Ley de Murphy.

3 comentarios:

La Caja de Sorpresas de Carmen dijo...

Me gusta como te expresas, como redactas.
Un abrazo

Carlos dijo...

Difícil el oficio de escribir. Su dificultad transcrre paralela al oficio de vivir, en el que crear es algo así como desgajarse uno mismo, que a veces duele y a veces libera, como el que se quita un grano molesto. Animo, y a seguir, a pesar de Murphy. Un saludo

Paco Nogales dijo...

Un post genial Silvia. Noespero menos del perverso polimorfo. Ah y gracias por el enlace.

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