sábado, 3 de mayo de 2008

Tatuaje



Él vino en un barco, de nombre extranjero
lo encontré en el puerto un anochecer,
cuando el blanco faro sobre los veleros
su beso de plata dejaba caer.


Al sonar las primeras notas, ladea la cabeza escuchando con interés.
- ¿Te acuerdas de esta canción, abuela?

Era hermoso y rubio como la cerveza,
el pecho tatuado con un corazón,
en su voz amarga, había la tristeza
doliente y cansada del bandoneón.


Sus ojos se inundan mientras acompaña la canción con su voz.
También lloro, mientras recuerdo que esta canción la cantaba alguien hermoso y rubio como la cerveza, que se fue hace tiempo, con rumbo ignorado.
Gracias abuelo, por poder invocar la memoria dormida.

No hay comentarios:

Mamás y Papás: Una realidad que no debemos olvidar...

Una joya en el corazón de Madrid